En poco más de 10 años el colpbol se ha extendido entre los escolares valencianos como una práctica deportiva

de equipo basada en la coeducación y la igualdad de género, la cooperación elevada a su máxima expresión y la integración de todos y todas.

Septiembre abre el curso escolar y con él alza el telón una nueva temporada de colpbol. Un nuevo año y el mismo reto: educar el alumnado a través de la actividad física y el deporte desde la práctica y las competiciones de una concepción de modalidad deportiva que conjuga armónicamente los propios valores agonísticos y fisico-competitivos del deporte con unos fundamentos y principios verdaderamente educativos.
El colpbol se ha consolidado como la práctica deportiva de equipo donde la coeducación y la igualdad de género, la cooperación elevada a su máxima expresión y la integración de todos y todas en su práctica son esos esenciales y propósitos alcanzables. Nace como una apuesta personal del profesor de Educación Física y asesor del Centro de Formación, Innovación y Recursos Educativos (Cefire) de Sagunt, Juanjo Bendicho, que parte de la inquietud, el inconformismo y la propia reflexión como educador, con la pretensión de dar una respuesta práctica y eficaz a las limitaciones educativas, detectadas desde la experiencia, en la aplicación a la enseñanza de los deportes de equipo más clásicos.
Demasiado veces la falta de una cooperación real y efectiva, la discriminación sexista, la selección por nivel de competencia y en definitiva la satisfacción con la práctica del deporte de solo unos pocos han sido elementos comunes en el procesos de enseñanza-aprendizaje de estas actividades.
La colpbol rompe con estos handicaps porque sus características propias dan una alternativa que sin desnaturalizar ni desvirtuar las características inherentes a cualquier deporte: actividad física, enfrentamiento motriz, competición, reglamentación hace emerger de una forma natural una serie de valores que mejoren y solucionen estas problemáticas.
En el colpbol nunca ningún jugador o jugadora puede crear juego por sí solo/a, en ningún circunstancia puede ser individualista y egoísta, ya que necesita siempre, al ser un juego al primer toque, la ayuda continua e imprescindible de los compañeros y compañeras; el juego es solidario al cien por ciento; por otra banda la colpbol rompe con la separación en la práctica deportiva de chicos y chicas, así como con la discutible dicotomía entre actividades y deportes «masculinos» y actividades o deportes «femeninos» y el arraigo de creencias de este tipo.

Rompe la separación entre chicos y chicas
El colpbol es un deporte originalmente mixto y con una práctica compartida con potenciales posibilidades similares de éxito y de liderazgo, independientemente del sexo. El juego es sencillo, extremadamente motivador y dinámico, fomenta el autoestima de todos los participantes, al sentirse útiles y necesarios y al acumular éxitos motrices que desarrollen la propia sensación de competencia, y promueve la creatividad y un ancho abanico de valores socializadores muy positivos como la cohesión de grupo, la solidaridad, el sentimiento de pertenecer, la percepción de importancia en el equipo.
En definitiva una idea con una clara filofilosofía basada en el binomio deporte-educación, comprometido con el deporte como un extraordinario instrumento formativo no solo del ámbito estrictamente motriz sino también de las esferas afectiva, social y cognitiva del alumnado.